¿Quién no ha sufrido un percance en su vida que le ha roto los esquemas por completo? Una pérdida, una enfermedad, una ruptura, tener problemas económicos…
Son situaciones que nos provocan emociones fuertes y que en muchas ocasiones se escapan de nuestro control. Pero esto no quiere decir que debamos dejarnos llevar por las circunstancias y no hacer nada.
Esto quiere decir que se trata del punto de partida para aprender y mejorar. Todos tenemos la oportunidad de crecer, trabajar en uno mismo, evolucionar y cambiar lo que nos impide disfrutar de la vida con plenitud.
La verdadera clave del equilibrio emocional es nuestra propia conciencia. Saber identificar en el preciso momento qué es lo que estamos sintiendo, ataca el problema de raíz, porque sabemos pararlo y no le damos tiempo a que se recree y nos haga daño.
Comprendiendo nuestras emociones podremos mantenerlas bajo control y conseguir un equilibrio completo.