Para aprender a sanar desde lo más profundo de tu ser debes interiorizar nuevas técnicas, reaprender y romper con lo que hasta ahora tenías establecido. Empezarás a encontrarte mucho mejor.
Aquí tienes unos consejos que te pueden ser útiles:
Deja de pensar como una víctima. Muchas veces es inevitable no caer en este hábito, pero victimizarse es de las cosas que más limitan en el mundo. Deja de culpar a los demás o a los factores externos de cualquier circunstancia que ocurra en tu vida. Cuando te responsabilizas, tomas acción y es ahí cuando todo tu alrededor, sean personas o hechos no tiene poder sobre ti.
No reprimas lo que sientes. Para sanar es fundamental dejar fluir las emociones, que no se enquisten y produzcan problemas. Si la dejamos en nuestro interior solo alargamos la agonía. Solamente te llevan a sufrir. Aprende a sacar lo que llevas dentro, es muy liberador.
El poder de perdonar. Es de los pasos más difíciles que puede dar una persona. Pero cuando finalmente perdonas a alguien es porque ya estás en otra fase y has aprendido a ver lo que ocurre desde otra perspectiva. Aunque sientas que aun estás herida, sabes que no está en tus manos cambiarlo ni tampoco en las manos de la otra persona. Aquello forma parte del pasado. Piensa que cuando sientes ira, tristeza o enfado, solamente lo sientes tú. Nadie más.
Centrate en el presente. Si te pasas la vida pensando en lo que pudo ser y no fue, o en lo que está por venir, te estás perdiendo muchísimas cosas ahora mismo. Te están pasando la vida y las oportunidades por delante pero no eres capaz de darte cuenta. Haz esto. Acuéstate en la cama cuando tengas un rato libre (intenta tenerlo), cierra los ojos tan solo 5 o 10 minutos. Empieza a reconocer cómo te sientes, qué sensaciones te vienen, si sientes algún tipo de dolor, qué olores y qué sonidos percibes…Es el momento de centrarte en el ahora. En lo que tienes hoy. Lo demás ya vendrá.