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Angustia, incomodidad, dolor… Los gases son MUY molestos.
Y terminan generando muchas emociones negativas: miedo o temor por no poder controlar el cuerpo, estar en tensión para ejercer un control sobre tu cuerpo…
Pero dime una cosa: Esa sensación que tú sientes, esa presión, miedo, urgencia ¿cuándo aparece? ¿Antes o después de que empiecen tus gases?
Los gases, realmente, no son el problema.
El origen de los gases es todo aquello que estás aguantando y reteniendo, a nivel emocional, y no eres capaz de soltar.
Siempre hay algo mucho más profundo dentro de ti que es lo que provoca tus gases. Y es justo lo que ahora vamos a averiguar juntas.
¿Vamos a ello?
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Por el ruido y su estridencia, podríamos decir que los gases se comunican con nosotras.
Aunque quieras ocultarlos.
Justamente habla de la costumbre que tienes de reprimir tus emociones.
La parte positiva de todo esto es que, los gases te dicen que algo te preocupa, y te lo estás tragando, aunque te siente mal.
💭 No me gusta esta situación, pero cuando antes la haga, antes pasará.
💭 Esta conversación ha sido un plato de mal gusto para mí.
💭 La situación está siendo insoportable, pero no queda otro remedio que aguantar como sea.
💭 Me da miedo pensar en lo rápido que pasa el tiempo…
Seamos claras. Y elegantes al mismo tiempo.
Cuando la gente escucha la palabra gases, normalmente le viene a la cabeza los pedos o flatulencias.
De hecho, hay una frase que es «Disculpa, tengo gases», haciendo referencia a los escapes por el ano.
Luego, no solamente están los gases de ahí abajo, sino también los gases que salen por la boca. Es lo que se conoce como eructos.
Los gases son lo más normal del mundo.
Lo que no es normal es sufrirlos cada dos por tres y/o durante mucho tiempo.
El problema viene cuando retienes esos gases.
Ahí es cuando se sufre.
El origen de padecer de gases estomacales e intestinales viene porque los acumulas dentro de ti. Que es justo lo que haces con tus emociones.
Cada gas te muestra todo aquello que estás aguantando y reteniendo, a nivel emocional, y que no eres capaz de soltar por ti misma.
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Fíjate bien.
Existe una amplia variedad de nombres para poder expresar el mismo concepto de gases.
Ocurre exactamente lo mismo con las emociones. Hay muchas formas de decir lo mismo. Angustia, terror, urgencia, ansiedad…
Pero todo esto son nombres relacionados con una misma emoción. La más básica y primaria: el miedo.
¿Cómo se puede ver esta relación? Muy fácil.
Fíjate en lo que ocurre dentro de ti cuando sientes miedo.
Te estancas. Te paralizas. No fluyes.
Retienes una sensación desagradable por miedo a que se te escape.
O la aguantas por miedo a las consecuencias.
Que es exactamente lo mismo que lo que hacen tus aires estancados.
Según dice el N.I.H. (Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales):
«Normalmente, los gases entran al tubo digestivo cuando se traga aire y cuando las bacterias en el intestino grueso descomponen ciertos carbohidratos que no se han digerido».
“Tragar aire” o aerofagia se suele dar en los momentos en los que comemos o hablamos.
Fíjate justamente en esa acción, de tragar aire, porque tiene muchísimo sentido y se relaciona muy bien con las emociones comentadas.
Por ejemplo:
Cuando te dan un gran susto y reaccionas, haces ¡Oh! En ese ¡Oh!, coges aire por la boca. Y lo tragas.
O cuando tienes prisa y vas corriendo hacia arriba y abajo, coges aire por la boca para respirar.
No es casualidad.
Para la Biodescodificación, el estómago, es donde se acumula los gases, la residencia donde se procesa lo que te pasa en tu día a día.
Pero para la ciencia, también:
500 millones de neuronas que hay en el estómago están íntimamente conectadas con las 100 billones de neuronas que habitan nuestro cerebro.
¿Te (re)suenan las clásicas mariposas en el estómago cuando estás inquieta? ¿O el nudo en el estómago cuando estás nerviosa?
El estómago es el órgano que más manifiesta nuestros conflictos emocionales. El dolor o la alegría.
En el caso de que te encuentres en una situación en la que haya gases, es porque estás reteniendo miedos.
Cuando estás ante una situación que vives que es desagradable, inesperada o excitante, sientes que necesitas un respiro.
¿Qué sucede aquí? Que intentas coger mucho más aire. Y esto es lo que hace que se acumule en tu interior.
Esta rapidez con la que actúas también se manifiesta cuando comes.
Piensa por un momento:
¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a degustar un plato con todos tus sentidos?
Ya te lo digo yo: Ni te acuerdas.
Actualmente vivimos con unos tiempos muy marcados en los que todo va muy rápido: la rutina, los trabajos, las responsabilidades, la cabeza…
Tan rápido que no tienes tiempo ni para parar si quiera a comer con tranquilidad. Tienes tanto miedo del día a día y de llegar (o no) a tiempo que nos olvidamos parar y sentir lo que estamos comiendo o bebiendo.
Y, encima, cuando comes, estas pensando de forma constante en tus preocupaciones.
Por lo tanto:
No es la comida, sino el estrés con el que comes el que te provoca los gases.
Podemos profundizar un poco más.
¿Qué hay detrás de ese estrés, de ese miedo?
Conflictos basados en el miedo al abandono y la soledad.
Y al igual que las emociones, el miedo es muy variado:
Intentas ir lo más rápido posible porque quieres solucionar algo. Has pasado un mal trago. Algo a lo que aspiras, desaparece. Algo se te escapa de las manos y te abandona.
Estos son los miedos y conflictos más comunes de las personas con gases:
Sí. Lo has leído bien. Aunque suene crudo y cueste de digerir. Como te decía:
El problema NO son los gases.
El problema está en lo que reprimes, que es el miedo a no conseguir, o a perder, aquello que crees que necesitas. Cuando la realidad es que ya lo tienes, y tú misma te lo estás perdiendo.
Por ejemplo. Tú fíjate en la incoherencia:
Tienes miedo a que la vida se te escape y no puedas disfrutarla. Pero mientras sientes ese miedo, precisamente, la vida se te escapa.
Tienes miedo a no llegar a tus objetivos. Pero, realmente, ¿sabes cuáles son? ¿son los objetivos que de verdad tú quieres alcanzar?
Otro ejemplo:
Tienes miedo a que tu pareja te deje. Pero, ¿por qué crees que te puede dejar? ¿Qué te hace pensar que hay un peligro? ¿Te lo ha dicho tu pareja? ¿O es tu imaginación?
En resumen:
¿Qué heridas de tu pasado no has sanado todavía que te hacen vivir con miedo al abandono y la soledad?
Como bien sabes, el día a día está lleno de experiencias, tanto buenas como malas.
¿Qué es lo que hace que algo sea bueno o malo?
Tu juicio. Y tu pasado.
El sentido y significado que le das a las situaciones que vives es lo que te genera ese malestar.
Por lo tanto, los primeros pasos:
Juega. Experimenta. Toma Acción.
Los gases te indican los miedos y temores que están atascadas en ti. Pero esas emociones son solo una pequeña parte de todo lo que es tu vida.
Cuando retienes miedo, no haces nada por gestionarte, no trabajas tus emociones y no lo afrontas… Te atascas. Pero no te atascas tú, sino todo lo que te rodea: tu trabajo, tus relaciones, tus metas, ilusiones… y todo por miedo a fallar.
Pero como le digo siempre a las personas que vienen a mí: las cosas se hacen con miedo.
Está permitido fallar.
Quedarse parada sin hacer nada y seguir reteniendo el miedo es seguir manteniendo a ese ego que te dice que NO puedes hacerlo.
Y ya va siendo hora de que lo sueltes.
No pienses en «Porqué me ha pasado esto». Si no en Para qué estoy aprendiendo o esto.
Y si paras, que sea solo para ver y disfrutar todo lo bueno que te regala el día a día 💙
Estamos de acuerdo en que la clave para poder sanar no está en preocuparse, si no en ocuparse. Y todo empieza en desbloquear y liberar todos los miedos que te bloquean y no quieres, para conseguir una vida más liviana.
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